Memphis, Tennessee — Un estudio reciente publicado por JAMA Pediatrics ha encendido las alarmas en torno a las políticas de armas de fuego en Estados Unidos. La investigación concluye que los estados que flexibilizaron sus leyes sobre armas durante la última década registraron un preocupante aumento en la mortalidad infantil relacionada con armas de fuego.
El análisis cubre los 13 años posteriores al fallo histórico de la Corte Suprema en 2010, que estableció que la Segunda Enmienda también se aplica a gobiernos locales, otorgando a los estados mayor libertad para reforzar o relajar sus leyes armamentistas. Los hallazgos son claros: desde entonces, se registraron más de 7,000 muertes infantiles adicionales por armas de fuego por encima de las cifras que habrían sido esperadas según las tendencias anteriores. El incremento fue especialmente notorio en los estados con leyes menos restrictivas.
“Las leyes importan, pero también la responsabilidad”
Jessica Jaglois, directora de comunicaciones de Voces para un Tennessee más Seguro, una organización sin fines de lucro que promueve políticas responsables sobre armas, destacó la importancia de actuar en múltiples frentes.
“Sabemos que las políticas públicas son importantes”, señaló Jaglois. “Tras la aprobación de la ley de armas en baúles en 2013, vimos cómo se disparó el número de armas robadas de vehículos. En Memphis se roban más armas de automóviles que en cualquier otra ciudad del país”.
Para Jaglois, el almacenamiento seguro es una medida clave:
“Con un almacenamiento adecuado, muchos de estos niños ni siquiera tendrían acceso al arma”.
El estudio reveló que la mayoría de las muertes no fueron accidentales, sino homicidios o suicidios. Y si bien el informe no identificó qué leyes específicas son más eficaces, investigaciones anteriores apuntan a que las verificaciones de antecedentes, las leyes de almacenamiento seguro y las restricciones de acceso infantil están asociadas con una menor tasa de mortalidad pediátrica.
Visiones encontradas sobre el origen del problema:
No todos comparten la misma lectura del estudio. Richard Archie, director regional de la Asociación de Armas de Fuego de Tennessee, asegura que la raíz del problema no está en la legislación, sino en el comportamiento de los propietarios.
“Esto no tiene que ver con las leyes del estado”, afirmó. “Tiene que ver con que los dueños de armas no las guardan de forma segura. Eso recae en los padres o tutores”.
Archie también destacó que muchas de estas muertes involucran a adolescentes en situaciones delictivas.
“Vemos mucha actividad de pandillas entre jóvenes de 15 a 17 años. El ciudadano promedio con permiso de porte mejorado es más consciente de la seguridad que alguien sin formación”.
Para él, el enfoque debe estar en sancionar a quienes cometen delitos, no en limitar los derechos de los ciudadanos responsables.
“Tennessee debería volver a condenar a los culpables por sus actos, no castigar a los inocentes por las acciones de otros”.
Algunas señales de cambio en Tennessee:
Aunque Tennessee ha sido un estado con políticas permisivas, Jaglois reconoce ciertos avances legislativos recientes. Por ejemplo, la prohibición del llamado interruptor Glock —un dispositivo ilegal que convierte pistolas semiautomáticas en automáticas— fue aprobada en la última sesión legislativa.
“El año pasado fue la primera vez en una década que la legislatura restringió el acceso a las armas en lugar de ampliarlo”, comentó. “Se fortalecieron además las sentencias por tiroteos desde vehículos y se prohibió a los delincuentes poseer o comprar municiones”.
Estos pasos, aunque pequeños, reflejan un cambio de dirección que, según Jaglois, reconoce la importancia de las políticas públicas en la prevención de tragedias.
Contraste entre estados:
El estudio también señala que estados con leyes más estrictas, como California, Maryland, Nueva York y Rhode Island, experimentaron una disminución significativa en las muertes pediátricas por armas de fuego entre 2010 y 2023. El contraste subraya un patrón preocupante: donde las leyes se relajaron, aumentaron las muertes; donde se reforzaron, bajaron.
Jaglois lo resume así:
“Desconocemos exactamente qué políticas son las más eficaces, pero sabemos algo: estas muertes son tragedias, y creemos que todas y cada una de ellas pueden prevenirse”.