En una entrevista con Kristen Welker, moderadora de “Meet the Press”, el presidente electo Donald Trump reafirmó sus intenciones de implementar medidas estrictas contra la inmigración ilegal, incluyendo la eliminación de la ciudadanía por derecho de nacimiento, una disposición establecida en la 14ª Enmienda de la Constitución. Esta propuesta, de ser llevada a cabo, privaría de ciudadanía a los nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados, encendiendo un debate legal y social de amplio alcance.
Deportaciones Masivas: La promesa clave de la campaña
Trump dejó claro que su plan de deportación masiva comenzará con inmigrantes indocumentados que hayan cometido delitos, aunque evitó detallar qué tipo de crímenes justificarían esta acción. “Tenemos que sacar a los criminales de nuestro país”, declaró, añadiendo que, tras esta primera etapa, se enfocará en “otros” inmigrantes, aunque no especificó quiénes serían esos “otros”.
“Es algo muy difícil de hacer, pero es necesario”, aseguró Trump, refiriéndose al esfuerzo por hacer cumplir las leyes migratorias. También justificó las deportaciones masivas al afirmar que las personas que han seguido los procedimientos legales para inmigrar son las más perjudicadas por la presencia de quienes entraron ilegalmente.
Familias de estatus mixto en la mira
Uno de los puntos más controvertidos de las declaraciones de Trump fue su postura sobre las familias de estatus migratorio mixto, aquellas compuestas por padres indocumentados y niños nacidos en Estados Unidos. Según el presidente electo, para evitar la separación familiar, toda la familia debería ser deportada junta.
“No quiero separar a las familias”, explicó Trump. “La única forma de mantenerlas unidas es enviarlas a todos de regreso”. Sin embargo, esta postura ha sido criticada por su dureza y su potencial impacto en ciudadanos estadounidenses, quienes podrían verse forzados a abandonar el país con sus familiares deportados.
Ciudadanía por derecho de nacimiento: En la mira
Trump afirmó que buscará acabar con la ciudadanía por derecho de nacimiento mediante una orden ejecutiva, una medida que, según expertos, enfrentará desafíos legales inmediatos. Para Trump, esta disposición es “ridícula” y única de Estados Unidos, aunque más de 30 países, incluidos Canadá y Brasil, también otorgan este derecho.
“Tenemos que acabar con ella”, insistió Trump, utilizando un tono que refuerza su compromiso con una agenda migratoria más estricta.
Un tono más suave con los Dreamers
En contraste, el presidente electo adoptó un enfoque más conciliador al hablar de los Dreamers, jóvenes traídos al país siendo niños y protegidos por el programa DACA. Trump reconoció su contribución a la sociedad y expresó disposición para trabajar con los demócratas en un plan que les permita permanecer en el país.
“Muchos de ellos ya no son jóvenes”, dijo Trump. “Han construido vidas aquí, tienen trabajos, negocios e incluso grandes empresas. Vamos a tener que hacer algo con ellos”.
Contexto y desafíos
El endurecimiento de las políticas migratorias ha sido un pilar de las campañas de Trump desde 2016. Sus aliados a menudo destacan actos de violencia cometidos por inmigrantes indocumentados para justificar estas medidas, aunque estudios como el del Instituto Nacional de Justicia muestran que las tasas de arresto por delitos violentos entre inmigrantes indocumentados son significativamente menores que las de ciudadanos estadounidenses nativos.
Con estas declaraciones, Trump reafirma su intención de implementar una agenda migratoria rígida, pero deja abiertas varias interrogantes sobre cómo manejará los desafíos legales, éticos y logísticos que inevitablemente surgirán.