La Cámara de Representantes de Tennessee aprobó este lunes un proyecto de ley que busca restringir la compra de comida chatarra con los beneficios del SNAP (Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria), una medida que reaviva el debate sobre la regulación de la alimentación en familias de bajos ingresos.
La Ley Tennessee Healthy SNAP requeriría que el Departamento de Servicios Humanos del estado solicite una exención al Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) para eliminar del programa productos como dulces y refrescos.
Un debate recurrente
No es la primera vez que se intenta restringir los alimentos elegibles en el SNAP. A lo largo de los años, tanto bajo administraciones republicanas como demócratas, propuestas similares han fracasado.
“Ninguna de esas solicitudes ha sido aprobada bajo presidentes republicanos o demócratas”, afirmó Katie Bergh, analista principal de políticas del Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas, en declaraciones a Associated Press.
Pese a los intentos fallidos, legisladores de Tennessee argumentan que esta vez el esfuerzo puede abrir el camino para una política nacional más estricta.
“El propósito del SNAP es brindar seguridad alimentaria y nutrición a los estadounidenses de bajos ingresos”, dijo el representante republicano Dan Zachary, impulsor del proyecto. “Los dulces y los refrescos no tienen valor nutricional y no deberían comprarse con fondos públicos. Esta ley ayudará a que Estados Unidos vuelva a ser un país saludable y garantizará que el programa se use de manera responsable en nuestro estado”, añadió.
¿Qué se considera comida chatarra?
Uno de los principales desafíos de la propuesta ha sido definir con precisión qué alimentos quedarían fuera del programa. Históricamente, establecer qué es comida chatarra ha sido complicado, con regulaciones que a menudo se solapan o resultan contradictorias.
Una enmienda introducida el pasado 3 de marzo aclara algunos puntos clave. Ahora, la definición de dulce en el proyecto de ley se alinea con la del USDA, y los refrescos se definen como cualquier bebida carbonatada endulzada con azúcar o edulcorantes.
Críticas y desafíos legales
Los opositores a la medida sostienen que limitar la compra de ciertos alimentos con SNAP podría afectar la autonomía de las familias beneficiarias, además de crear complicaciones en su implementación.
Un informe del USDA señala que las bebidas azucaradas y los postres preparados son el segundo y quinto tipo de productos más comprados por los beneficiarios del SNAP, quienes reciben, en promedio, $187 al mes (aproximadamente $6 al día). Sin embargo, esos mismos productos también aparecen entre los más comprados por hogares que no reciben la ayuda.
El proyecto de Tennessee se da en un momento en que el SNAP enfrenta mayor escrutinio en Washington. Recientemente, Robert F. Kennedy Jr., recién confirmado como secretario de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., ha expresado su apoyo a la eliminación de las golosinas del programa, lo que podría darle un nuevo impulso a iniciativas como la de Tennessee.
Por ahora, la medida deberá pasar por el Senado estatal antes de convertirse en ley. Pero una cosa es segura: el debate sobre lo que los estadounidenses pueden o deben comprar con fondos públicos está lejos de terminar.