Senado aprueba plan fiscal de Trump: recortes a Medicaid y deuda histórica

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WASHINGTON, D.C. — En una sesión maratónica que se prolongó por más de 24 horas, el Senado de los Estados Unidos, dominado por el Partido Republicano, aprobó este martes, por un estrecho margen, el ambicioso y polémico proyecto de ley fiscal del presidente Donald Trump.

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Con una votación de 51 a 50, el empate fue deshecho por el vicepresidente JD Vance, dando luz verde a una legislación que ahora se encamina hacia la Cámara de Representantes, con miras a ser promulgada antes del 4 de julio, fecha límite impuesta por el propio mandatario.

“Vamos a aprobar este proyecto de ley de una manera u otra”, afirmó el presidente de la Cámara, el republicano Mike Johnson, subrayando la urgencia política que rodea esta medida.


Una victoria clave para Trump… y un duro golpe para millones:

Apodado por el presidente como su “gran y hermoso proyecto de ley”, el plan fiscal representa una victoria legislativa significativa para Trump en su segundo mandato, consolidando su agenda económica.

La legislación busca extender los recortes de impuestos implementados en 2017, eliminar gravámenes sobre propinasy horas extra, y aumentar el financiamiento para el Ejército y las deportaciones masivas impulsadas desde la Casa Blanca.

Pero lo que para algunos es un triunfo fiscal, para otros representa una amenaza directa. El proyecto se financiaría con profundos recortes a programas sociales como Medicaid, SNAP (cupones de alimentos), y financiamiento para energía limpia.

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Según la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), organismo no partidista, la ley podría incrementar la deuda nacional en 3.3 billones de dólares en la próxima década, y hasta 11.8 millones de personas podrían perder su seguro médico para 2034 si la medida se convierte en ley.


Tácticas legislativas y consecuencias duraderas:

Para lograr la aprobación, los republicanos emplearon una maniobra poco habitual conocida como “línea de base de la política actual”, que reduce artificialmente el costo proyectado de los recortes fiscales. Esta táctica utilizada por primera vez en el Senado permitió sortear el tradicional umbral de 60 votos, debilitando un principio clave del proceso legislativo.

“Esta es la opción nuclear”, advirtió el senador demócrata Ron Wyden, señalando que se trata de una medida con implicaciones peligrosas para el futuro equilibrio del poder legislativo.

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Antes de las revisiones finales, la CBO proyectaba que el plan recortaría ingresos por 4.5 billones de dólares, reduciría gastos en 1.2 billones, y elevaría el techo de la deuda en 5 billones.


“Vote-a-rama”: una noche de política, tensión y tácticas:

Durante la larga jornada conocida como “vote-a-rama”, los senadores votaron más de 45 enmiendas —una cifra récord— en un esfuerzo por afinar el contenido del proyecto.

Una de las más destacadas fue la enmienda del senador Ted Cruz, que establece una moratoria de 10 años sobre regulaciones locales y estatales de inteligencia artificial, aprobada por 99 votos a 1. La propuesta fue modificada tras oposición de varios gobernadores republicanos y del cambio de postura de la senadora Marsha Blackburn.

Los demócratas aprovecharon el proceso para destacar las ventajas fiscales que los republicanos otorgan a los más ricos. Presentaron enmiendas que proponían dejar expirar los recortes fiscales de 2017 para personas con ingresos superiores a 10, 100, 500 y 1,000 millones de dólares anuales. Todas fracasaron por votación de voz.

“El público está de nuestro lado en casi todas estas enmiendas”, expresó el líder demócrata Chuck Schumer, quien criticó a los republicanos por “proteger a los multimillonarios” a costa de los trabajadores.


Entre mantas, pizza y discursos improvisados:

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Mientras el debate se extendía sin pausa, algunos senadores buscaron maneras de sobrellevar el cansancio. Los republicanos comieron pizza en pasillos cercanos al hemiciclo; el senador John Cornyn leía en su Kindle, Mike Leeimitaba al presidente Trump entre risas, y Markwayne Mullin grababa videos detrás de escena para redes sociales.

En medio del frío intenso de la cámara, la senadora Shelley Moore Capito se abrigó con una manta bordada que decía: “Wild Wonderful West Virginia”.

Una escena casi surrealista, si se considera que lo que estaba en juego eran miles de millones de dólares y el futuro de la cobertura médica para millones de personas.


Obstáculos en la Cámara: el debate aún no ha terminado:

A pesar del avance en el Senado, la Cámara de Representantes podría frenar el impulso del proyecto. Con una mayoría muy ajustada, los líderes republicanos enfrentan divisiones internas, especialmente del ala más radical del partido.

El Freedom Caucus ya se pronunció en contra, alegando que el proyecto no incluye suficientes recortes. Además, legisladores como Nick LaLota criticaron el aumento temporal del límite de deducción de impuestos estatales y locales (SALT) a 40,000 dólares durante cinco años, seguido de una reducción a 10,000.

El representante David Valadao, republicano por California, también se manifestó en contra, preocupado por los recortes profundos a Medicaid. “No voy a apoyar un proyecto de ley que ponga en riesgo la financiación crítica o amenace la estabilidad de los proveedores de salud en mi distrito”, escribió en X.


¿Qué sigue?

Si la Cámara aprueba la versión actual del proyecto sin cambios, la legislación pasará directamente al escritorio del presidente Trump, quien ha prometido firmarla de inmediato. De lo contrario, cualquier modificación deberá volver al Senado para una nueva ronda de votación.

Mientras tanto, millones de estadounidenses observan con incertidumbre cómo una ley que promete alivios fiscales para algunos, podría traducirse en sacrificios sociales para muchos.