CIUDAD DE MÉXICO — Claudia Sheinbaum será recordada como la primera mujer presidenta de México, marcando un hito tras 200 años de gobiernos exclusivamente masculinos. Con su elección, México se suma a la lista de naciones latinoamericanas que han sido gobernadas por mujeres, como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua y Panamá.
El país, con una población de 129.5 millones y la segunda mayor economía de América Latina, rompió un techo histórico en las elecciones del pasado domingo, donde la candidata oficialista ganó con amplia ventaja. Las mujeres mexicanas, que son mayoría tanto en población como en votantes, obtuvieron el derecho al voto en 1953 y participaron por primera vez en las urnas en 1955. A pesar de este avance, tanto Sheinbaum como su rival, Xóchitl Gálvez, han enfrentado cuestionamientos basados en su género durante la contienda electoral.
Sheinbaum, sucesora del presidente Andrés Manuel López Obrador, asumirá el cargo tras una larga lista de líderes masculinos en la historia republicana de México. Antes de ella, solo dos mujeres habían sido candidatas a la presidencia, sin éxito. Aunque ninguna mujer había ocupado la presidencia, actualmente muchas mujeres lideran instituciones clave del Estado, como el Congreso, el Senado, la Suprema Corte y el Instituto Nacional Electoral. La paridad de género en el Congreso se alcanzó en 2018, y México es el tercer país de la región con más mujeres en el gabinete de gobierno, con el 44%, detrás de Chile y Costa Rica. Además, 10 de los 32 estados del país tienen gobernadoras.
Sin embargo, la realidad política de las mexicanas dista mucho de su vida cotidiana. Las desapariciones y asesinatos de mujeres son tan frecuentes que se cuentan por números y no por nombres. La equidad laboral está lastrada por los roles de cuidados domésticos y la religión aún condiciona el acceso a derechos sexuales y reproductivos.
México enfrenta una violencia persistente contra las mujeres, con entre nueve y diez feminicidios diarios según ONU Mujeres, que registró aproximadamente 3,000 casos en 2023. Las desapariciones también se cuentan por miles, y las madres de las víctimas han tomado el protagonismo en su búsqueda ante la inacción del Estado. La mayoría de estos crímenes queda impune debido a las dificultades para acceder a la justicia. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 41.8% de las mujeres mayores de 15 años ha sido víctima de algún tipo de violencia al menos una vez en su vida.
Durante su campaña, Sheinbaum prometió replicar medidas contra la violencia machista implementadas en la Ciudad de México, como la creación de la fiscalía antifeminicidios y la ley “El agresor sale de casa”. Sin embargo, ha sido criticada por colectivos feministas por no tener políticas públicas con enfoque de género durante su gestión como alcaldesa y por la forma en que fueron disueltas las manifestaciones de mujeres bajo su mandato.
El embarazo adolescente es otro problema grave en México. En 2021, hubo 147,279 nacimientos en jóvenes de 15 a 19 años y 3,019 en niñas menores de 15 años, según datos del INEGI. Aunque el aborto está despenalizado en 12 de los 32 estados y una resolución de la Suprema Corte ha allanado el camino para su despenalización en todo el territorio, el acceso sigue siendo difícil en algunas regiones debido a la presión social y las deficiencias del sistema de salud.
En el ámbito laboral, las mexicanas también enfrentan desigualdades. Solo el 47% de las mujeres tiene empleo, en comparación con el 76% de los hombres. Además, el 54% de las mujeres trabaja en la informalidad y dedica casi 43 horas semanales a tareas domésticas, limitando su participación en el mercado laboral. La brecha salarial también es notable: en la Ciudad de México, las mujeres ganan en promedio un 6% menos que los hombres, y en estados como Colima, esta diferencia puede llegar al 25%.
La presidencia de Sheinbaum representa una oportunidad histórica para abordar estas desigualdades. La lista de retos es larga y la responsabilidad de iniciar cambios significativos en seis años de mandato recae ahora en ella.
