Este martes 3 de junio a las 6:00 p.m., el club de lectura de Dixon Gallery and Gardens se reúne para conversar sobre “La hija única” de Guadalupe Nettel, la novela seleccionada para el mes de mayo. Ambientada en Ciudad de México, la historia entrelaza las vidas de tres mujeres cuyas experiencias con la maternidad abren preguntas necesarias: ¿Qué significa ser madre?, ¿hasta donde llega el amor cuando la maternidad es difícil?, ¿qué lugar ocupa la elección en todo esto?
Más que ofrecer respuestas, la novela invita a mirar con atención los matices. A veces, los vínculos más fuertes no provienen de los lazos biológicos, sino de la voluntad de cuidar.
Laura, la protagonista y narradora, ha decidido no tener hijos. Su decisión, tomada de forma consciente, entra en tensión con los deseos de su expareja y con las expectativas de su entorno. A través de su amistad con Alina y su cercanía con Doris, Laura se involucra en formas de cuidado que desafían las definiciones tradicionales de maternidad.
A lo largo del libro, se hace evidente que maternar no siempre sigue un camino previsto.
“Tenemos a los hijos que tenemos, no a los que imaginamos o a los que nos hubiera gustado tener, y es con ellos con quienes nos toca lidiar”, reflexiona uno de los personajes.
Quizás la historia más compleja es la de Alina, quien recibe un diagnóstico devastador al enterarse de que su hija nacerá con una malformación cerebral severa. Contra todo pronóstico, la niña, Inés, sobrevive al nacimiento. Pero su vida viene acompañada de múltiples desafíos: hospitalizaciones, convulsiones y medicamentos costosos.
La novela muestra sin adornos el desgaste emocional, la soledad y las decisiones difíciles. Alina, en más de una ocasión, se plantea si no sería mejor que su hija dejara de sufrir. También aparecen los celos, cuando la niñera Marlene, incapaz de tener hijos propios, se convierte en la figura principal de apego de Inés.
Doris, la vecina de Laura, vive con las secuelas del abuso que sufrió durante años. Su hijo Nico expresa ese trauma en forma de berrinches, aislamiento y violencia, especialmente hacia su madre. La novela sugiere que Nico no repite lo que vivió como si fuera un reflejo automático, sino que ha sido profundamente herido por lo que presenció.
Laura, sin haberlo buscado, se convierte en figura de apoyo tanto para Doris como para Nico. Les ofrece presencia, escucha, y gestos simples que sostienen en medio de lo difícil. No se trata de heroísmo, sino de acompañar cuando la vida se vuelve cuesta arriba.
“La hija única” presenta una variedad de temas. Desde maternidad por elección, discapacidad, depresión postparto, violencia doméstica, redes de apoyo entre mujeres, decisiones éticas difíciles, abandono institucional y el papel de los hombres en la crianza. Sin embargo, muchas de estas líneas se presentan sin desarrollarse del todo. Algunos lectores pueden sentirse tocados por la amplitud del espectro, mientras que otros pueden percibir que al abordar tantos temas, el libro pierde profundidad.
Queda la sensación de que pudo haber sido una novela sobre la maternidad no hegemónica, o sobre los efectos del trauma, o sobre la fuerza de las redes femeninas. Y aunque esas ideas están presentes, ninguna se explora del todo.
Aún así, la historia deja espacio para la reflexión.
“La hija única” no idealiza la maternidad, ni juzga a quienes no la desean. Tampoco condena a quienes la viven con dificultad. Más bien, reconoce la complejidad de cuidar, de decidir, de seguir adelante cuando nada es como se esperaba.
El martes 3 de junio a las 6:00 p.m., el club de lectura de Dixon Gallery and Gardens abre el espacio para hablar de esta historia. Una novela que no tiene respuestas cerradas, pero si preguntas que merecen ser compartidas. El encuentro es abierto y no hace falta haber terminado el libro para participar. La conversación está pensada para enriquecer la experiencia de la lectura y escuchar distintos puntos de vista.