El presidente electo Donald Trump se prepara para derogar la política que actualmente impide a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) realizar arrestos en “lugares sensibles” como escuelas, iglesias y juzgados. Según un reporte de NBC News divulgado este miércoles, la medida busca ampliar el alcance de las detenciones por parte de las autoridades migratorias.
Esta política, establecida durante el gobierno de Barack Obama (2009-2017), fue diseñada para evitar que los operativos migratorios interrumpieran actividades esenciales en estas áreas. Sin embargo, Trump ya había intentado rescindirla durante su administración anterior. En 2018, ICE anunció que comenzaría a realizar detenciones en juzgados, lo que generó una ola de críticas de legisladores y organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes.
La directiva emitida en 2018 por ICE justificaba estas detenciones al considerar que los juzgados son espacios más seguros para llevar a cabo arrestos. Según la agencia, cualquier persona que accede a estos recintos pasa por un control de seguridad, no puede portar armas y, por lo tanto, el riesgo de incidentes se reduce considerablemente. ICE también aseguró en ese momento que los arrestos no serían ejecutados de forma “indiscriminada”.
No obstante, estas acciones desataron fuertes cuestionamientos, principalmente por el temor de que disuadieran a inmigrantes de presentarse en los juzgados, incluso como testigos o víctimas de delitos.
Ahora, Trump parece decidido a implementar medidas aún más estrictas en materia de inmigración durante su próximo periodo presidencial. El martes, Tom Homan, nombrado por Trump como el “zar de la frontera” para liderar su plan de deportaciones, confirmó que los nuevos operativos darán inicio en Chicago. Homan enfatizó que las acciones están diseñadas para maximizar los recursos de ICE y permitir una ejecución más amplia de las leyes migratorias.
El presidente electo también anunció el pasado domingo que planea deportar familias completas, incluso aquellas con hijos nacidos en Estados Unidos. Según Trump, esta es la única forma de evitar la separación de familias durante las deportaciones. “La única manera de no separar a las familias es mantenerlas juntas y enviarlas de regreso a todos”, declaró.
Las posibles modificaciones a la política migratoria de Trump reavivan el debate sobre el equilibrio entre la seguridad fronteriza y los derechos humanos. Las organizaciones defensoras de los inmigrantes advierten que estas medidas no solo podrían aumentar el temor dentro de las comunidades, sino también generar un efecto dominó en otras áreas, como la educación, el acceso a servicios religiosos y la participación en el sistema judicial.
La implementación de estas políticas, si se concreta, marcaría un cambio significativo en la estrategia migratoria de Estados Unidos, con posibles consecuencias a nivel nacional e internacional.