En un anuncio que revive una de sus políticas más controversiales, el presidente electo Donald Trump reveló que el exdirector de ICE y ferviente defensor del control fronterizo, Tom Homan, encabezará la estrategia de seguridad fronteriza en su próximo mandato. A través de un mensaje en Truth Social, Trump informó que Homan, quien lideró deportaciones durante su administración y anteriormente con Obama, asumirá el rol de dirigir “las fronteras de nuestra nación” para implementar la agresiva agenda de deportaciones prometida en campaña.
El historial de Homan en la agencia federal ICE se remonta a su participación bajo el mandato de Obama, donde fue instrumental en dirigir la unidad de arrestos y expulsiones (ERO), contribuyendo a la deportación de más de 2.6 millones de inmigrantes. Este enfoque ha sido la base de su estrategia, y ahora se espera que supervise un nuevo capítulo en el cumplimiento de leyes migratorias bajo Trump, quien, según se especula, planea basarse en herramientas legales antiguas para intensificar las deportaciones.
La Sección 212(f): una poderosa arma legal para suspender entradas
Para respaldar su política migratoria, Trump podría valerse de la Sección 212(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, una disposición que otorga amplios poderes presidenciales para prohibir o restringir el ingreso de extranjeros que considere perjudiciales para los intereses del país. Este marco legal fue usado en 2017 cuando Trump emitió dos órdenes ejecutivas que permitieron la construcción de un muro en la frontera y la restricción de fondos federales a las ciudades santuario.
La Sección 212(f) estipula: “Siempre que el presidente considere que la entrada de cualquier extranjero o de cualquier clase de extranjeros a Estados Unidos sería perjudicial para los intereses de la nación, puede, mediante proclamación y durante el período que considere necesario, suspender la entrada de todos los extranjeros o de cualquier clase de extranjeros como inmigrantes o no inmigrantes”. Esto, junto con la autorización de imponer restricciones adicionales, refuerza los amplios poderes del presidente para decidir quién puede entrar al país.
Además, el decreto también otorgó facultades al fiscal general para penalizar a aerolíneas que no cumplieran con regulaciones de detección de documentos fraudulentos, permitiéndole suspender la entrada de extranjeros transportados por dichas aerolíneas en caso de incumplimiento. Esta medida tiene excepciones para proteger a ciertos familiares de ciudadanos o residentes permanentes.
Un legado de separación familiar y dolor que persiste
Las órdenes ejecutivas de 2017 dejaron un rastro de daños colaterales, incluyendo la separación de miles de familias en la frontera. Padres en busca de asilo fueron detenidos y procesados penalmente por ingreso ilegal, lo que llevó a la separación de sus hijos, muchos de apenas semanas de nacidos. Seis años después, cientos de niños aún no han sido reunidos con sus padres, quienes fueron deportados sin ellos a sus países de origen, perpetuando un dolor que sigue marcando a muchas familias y desafiando a los defensores de derechos humanos.
Deportaciones masivas: prioridades bajo Trump
La nueva administración de Trump ha señalado que establecerá una lista de prioridades para deportaciones, según afirmó el gobernador de Texas, Greg Abbott. En declaraciones recientes, Abbott indicó que Trump cumplirá su promesa, iniciando con la deportación de inmigrantes con antecedentes criminales. “Trump ha sido claro: las deportaciones comenzarán con los criminales y, después, mirará a otros sectores”, dijo Abbott en una entrevista en Tyler, Texas.
En el transcurso de la campaña, Trump incluso mencionó la posibilidad de invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una normativa usada solo en tiempos de guerra, como un recurso adicional para implementar deportaciones masivas. Esta declaración ha causado gran alarma en la comunidad inmigrante y entre organizaciones de derechos civiles que temen un uso extremo de esta ley, cuestionando si Trump podría realmente justificar una medida tan draconiana.
La ACLU advierte sobre una ofensiva sin precedentes
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) ha criticado enérgicamente la propuesta, advirtiendo que Trump buscaría una “mayor operación de deportación interna en la historia de Estados Unidos” bajo una reactivación de leyes de épocas coloniales. En una declaración antes de las elecciones, la ACLU señaló: “Aunque Trump hizo promesas similares en su mandato anterior, sabemos que esta administración sería aún más agresiva en sus esfuerzos por utilizar esta ley para deportar a millones de personas. Esto representa una amenaza directa para nuestras comunidades”.
La retórica en torno a la “invasión” de inmigrantes ha sido un pilar de los discursos de campaña de Trump, y aunque fue una promesa recurrente durante su presidencia entre 2017 y 2021, la comunidad inmigrante ahora se enfrenta a un escenario en el que estas promesas podrían tomar un giro aún más severo.
La reactivación de la Sección 212(f) y la amenaza de usar la Ley de Enemigos Extranjeros abren un nuevo capítulo de incertidumbre para millones de inmigrantes en Estados Unidos. En un contexto de creciente tensión, la comunidad y los defensores de los derechos civiles continúan alertas ante la posibilidad de que se materialice uno de los planes de deportación más contundentes en la historia reciente del país.