Memphis, TN — Marco Bernal vino a Estados Unidos buscando lo que muchos soñamos: una vida mejor, un trabajo digno, una oportunidad. Pero en 2021, su historia dio un giro trágico. Mientras laboraba para una compañía cuyo nombre permanece en el anonimato sufrió una caída desde un contenedor. El golpe fue severo: una lesión en la columna que, con el tiempo, lo dejó sin poder caminar.
Desde entonces, la vida del señor Bernal ha sido cuesta arriba. No recibió compensación alguna. Nadie cubrió sus gastos médicos. La empresa para la que trabajaba no asumió ninguna responsabilidad. Y como suele suceder con muchos trabajadores indocumentados o con estatus migratorio precario, su dolor pasó desapercibido.
Hoy, su salud ha empeorado. No puede caminar, necesita cuidados especiales y solo dos personas amigos cercanos lo han estado asistiendo durante este tiempo. Pero el cansancio físico, emocional y económico ya pesa demasiado.
Marco no pide lujos. Ni tratamiento, ni una casa, ni siquiera un médico. Solo pide ayuda para regresar a su tierra natal: Tepeji del Río, en México. Allá lo espera un sobrino dispuesto a hacerse cargo de él. Aquí, sin seguro médico, sin asistencia del Estado, está condenado a padecer en silencio.
“Solo necesito un boleto de avión”, dice con voz firme pero resignada. Ese es su único deseo: volver a casa antes de que sea demasiado tarde.
Quienes quieran tenderle una mano pueden comunicarse directamente con él al número 901-219-4659. Cualquier aporte, por mínimo que parezca, acerca a Don Marco a su hogar.
Hoy es él, mañana podríamos ser cualquiera de nosotros. Que no sea el olvido quien escriba el último capítulo de esta historia.