Venezuela estaría hoy “completamente rodeada” por buques de guerra de Estados Unidos. Así lo afirmó el presidente Donald Trump, en una declaración que marca un nuevo y peligroso capítulo en el enfrentamiento entre Washington y el régimen de Nicolás Maduro.
Según Trump, la presencia militar estadounidense en la región no solo se mantendrá, sino que aumentará, hasta que —dijo— se devuelvan a Estados Unidos el petróleo, las tierras y otros activos que considera “robados”. Palabras fuertes. Y acciones que ya están en marcha.
El mandatario anunció tres medidas clave: el bloqueo total de todos los petroleros que transporten crudo “sancionado”, la designación del régimen venezolano como organización terrorista extranjera y el despliegue masivo de fuerzas navales y militares en aguas cercanas al país sudamericano.
“El régimen ilegítimo de Maduro está utilizando el petróleo de estos yacimientos robados para financiarse, el narcoterrorismo, la trata de personas, el asesinato y el secuestro”, escribió Trump en redes sociales, endureciendo aún más su discurso.
La respuesta desde Caracas no tardó. El gobierno venezolano emitió un comunicado acusando a Trump de “violar el derecho internacional, el libre comercio y el principio de libre navegación”, y calificó las acciones de Estados Unidos como una amenaza directa a la soberanía nacional.
De acuerdo con información oficial, Estados Unidos ha enviado más de 10 buques de guerra, un submarino nuclear, drones y al menos 15 000 soldados a la región desde el verano pasado. El objetivo declarado: interceptar presuntas embarcaciones vinculadas al narcotráfico.
Desde el inicio de la llamada “Operación Lanza del Sur”, en septiembre, se han registrado al menos 25 ataques contra embarcaciones sospechosas, con un saldo de 95 personas muertas. Una cifra que preocupa y que ya genera cuestionamientos dentro y fuera del Congreso estadounidense.
Los ataques terrestres aparecen ahora como un posible siguiente paso. Trump ha insinuado en semanas recientes que podrían ocurrir “muy pronto”. Sin embargo, legisladores de ambos partidos han expresado inquietud ante una posible acción militar directa en Venezuela, especialmente si desemboca en un cambio de régimen con participación de tropas estadounidenses.
La más reciente escalada ocurre tras meses de ataques intermitentes en el mar, incluyendo un operativo particularmente controvertido el 2 de septiembre, cuando —según denuncias— se atacó nuevamente a sobrevivientes de una embarcación ya neutralizada.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, confirmó que no hará público el video sin editar de ese ataque, pese a las solicitudes del Congreso. Algunos legisladores y expertos sostienen que las imágenes podrían evidenciar violaciones al derecho internacional.
Mientras tanto, la tensión crece. En el mar, en la política y en el destino de millones de venezolanos que observan, una vez más, cómo su país se convierte en el centro de una confrontación de alcance global.








