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En un tono que volvió a encender las alarmas en la comunidad inmigrante, el presidente Donald Trump anunció este jueves que su administración buscará “pausar permanentemente la migración de todos los países del Tercer Mundo”, una declaración que de inmediato generó preocupación, confusión y fuertes críticas.
A pesar de la contundencia del mensaje, no está claro a qué naciones se refería el mandatario. El término “Tercer Mundo”, utilizado históricamente para clasificar a países en desarrollo, ha sido una expresión recurrente en la retórica antiinmigrante del presidente. Tanto el Departamento de Estado como la Casa Blanca han sido contactados por CNN para obtener claridad, pero hasta ahora no hay una explicación oficial.
La declaración llega en un momento políticamente delicado. Horas antes, autoridades identificaron a un ciudadano afgano como sospechoso del tiroteo contra dos miembros de la Guardia Nacional en Washington, un hecho que ha servido de combustible para endurecer aún más el discurso migratorio de Trump.
“Aunque hemos progresado tecnológicamente, la política de inmigración ha erosionado esos logros y las condiciones de vida de muchos”, escribió el presidente en Truth Social, plataforma donde publicó una serie de mensajes atacando distintos aspectos del sistema de inmigración de Estados Unidos y criticando a quienes apoyan a los refugiados.
En otro de sus mensajes, Trump afirmó que su administración buscará eliminar todos los beneficios y subsidios federales para los “no ciudadanos”, además de desnaturalizar a inmigrantes que, según él, socaven la tranquilidad interna. También prometió deportar a cualquier extranjero que represente “una carga pública”, “un riesgo para la seguridad” o que, en su criterio, “no sea compatible con la civilización occidental”.
“El propósito de estas medidas es lograr una reducción significativa de las poblaciones ilegales y disruptivas”, declaró finalmente el presidente.
La comunidad inmigrante y organizaciones defensoras de derechos civiles temen que estas declaraciones marquen el inicio de políticas aún más agresivas, con consecuencias profundas para familias que han construido su vida en el país. Una cosa es clara: el discurso oficial sigue escalando, y millones observan con incertidumbre lo que podría venir.