Mario Guevara, periodista salvadoreño reconocido por exponer las redadas migratorias en Estados Unidos, fue deportado a El Salvador la madrugada del viernes, luego de pasar más de tres meses detenido bajo custodia federal.
La confirmación llegó a través del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), que informó a CNN sobre el traslado de Guevara, arrestado mientras cubría una protesta de “No Kings” en Atlanta. Desde entonces fue confinado en un centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
La deportación se dio después de que la Oficina de Apelaciones de Inmigración cerrara su caso el 19 de septiembre, ordenando su expulsión. Pese a que la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) presentó una orden de restricción temporal en su defensa, el tribunal la rechazó a inicios de esta semana.
“Los periodistas no deberían temer represalias gubernamentales por informar sobre actividades del gobierno. Presentarse a trabajar no debería significar la separación de sus familias”, advirtió Scarlet Kim, abogada de la ACLU.
Durante meses, organizaciones como CPJ, la ACLU y decenas de defensores de la libertad de prensa denunciaron el encarcelamiento prolongado de Guevara, que continuó incluso después de que un juez de inmigración de Georgia ordenara su liberación bajo fianza en julio.
Aunque los cargos penales fueron retirados, el gobierno argumentó que su transmisión en vivo de operativos policiales representaba un “riesgo”. Para Seth Stern, de la Fundación para la Libertad de Prensa, lo ocurrido con Guevara revela algo más profundo: “Lo único que periodistas como él amenazan es el control absoluto del gobierno sobre la información que no quiere que el público conozca”.
La Junta de Apelaciones de Inmigración reabrió un antiguo caso migratorio que había estado cerrado por 13 años. En 2012 ya existía una orden de deportación, y fue utilizada ahora para impedir su liberación definitiva. Menos de una semana después de que un juez autorizara su salida bajo fianza, el ICE apeló y bloqueó la decisión, prolongando su detención.
Durante este tiempo, Guevara se convirtió en el único periodista conocido detenido por el gobierno estadounidense. En una carta publicada por la ACLU, él mismo escribió:
“El juramento a la bandera dice ‘con libertad y justicia para todos’. Ahora mismo, eso es una falacia. Deberían añadir: ‘excepto inmigrantes’”.
El hijo del periodista, Oscar Guevara, denunció las amenazas que su padre enfrentó dentro del centro de detención. “Otros internos lo reconocían por su trabajo, le tomaban fotos y lo amenazaban con hacerle daño si mi familia no pagaba 60 dólares al día”, relató en un artículo para MSNBC.
La víspera de la deportación, Oscar expresó su indignación: “No hay palabras para describir la pérdida y devastación que siente mi familia. Castigaron a mi padre simplemente por ejercer el periodismo”.
Guevara llegó por primera vez a Estados Unidos en 2004 y solicitó asilo un año después, tras recibir amenazas de muerte en El Salvador. Durante sus dos décadas en el país, trabajó para el periódico Mundo Hispánico en Georgia, y en 2024 fundó MG News, medio enfocado en los temas que afectan a la comunidad latina.
Su cobertura de redadas migratorias le ganó el reconocimiento de miles de seguidores en redes sociales y lo llevó a ser nominado en tres ocasiones a los Premios Emmy Regionales del Sudeste, galardón que obtuvo en 2021.
Ahora, con su deportación, el caso de Mario Guevara deja una pregunta en el aire: ¿qué significa para la libertad de prensa en Estados Unidos cuando un periodista es castigado por mostrar la realidad que otros prefieren ocultar?







