MASON, Tennessee — A la luz de las velas y con rostros llenos de indignación y esperanza, organizaciones comunitarias se reunieron ayer en Mason para recordar a las personas inmigrantes que han perdido la vida bajo una maquinaria de deportación que, según denuncian, prioriza las ganancias sobre la dignidad humana.
La vigilia, organizada por grupos como West Tennessee for the People y apoyada por la ACLU de Tennessee, reunió a residentes de toda la región oeste del estado. El mensaje fue claro: “CoreCivic debe irse y rendir cuentas.”
El evento se realizó frente al Centro de Detención del Oeste de Tennessee, una instalación administrada por la empresa de prisiones privadas CoreCivic, que reabrió recientemente sus puertas tras una votación polémica del Consejo de Regidores de Mason. Esta decisión, que permite nuevamente el uso del centro para albergar detenidos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), ha generado fuerte oposición en la comunidad local.
“Muchos de ellos han sido detenidos sin el debido proceso. Queremos que ellos y sus familias sepan que no los hemos olvidado”, expresó la Dra. Cathryn Stout, representante de la ACLU-TN, durante la ceremonia.
Los asistentes encendieron velas en memoria de las personas detenidas y denunciaron lo que consideran una red de encarcelamiento injusto, impulsada por intereses económicos. “CoreCivic es una empresa con fines de lucro. Se benefician de tener personas, especialmente personas negras y morenas, bajo custodia”, afirmó Rachel Wilson, de West Tennessee for the People.
Los organizadores también recordaron que CoreCivic ha sido objeto de investigaciones federales y acusaciones de violaciones de derechos civiles. Mientras tanto, las últimas cifras del Grupo de Trabajo de Seguridad de Memphisrevelan que el Departamento de Seguridad Nacional realizó más de 300 arrestos administrativos relacionados con inmigración solo el mes pasado, un reflejo de la intensidad con la que continúa operando el sistema de detención.
Para muchos de los presentes, la vigilia fue más que un acto simbólico: fue un llamado a la acción. “Estamos aquí porque queremos justicia, no contratos millonarios con el sufrimiento de nuestras comunidades”, comentó uno de los organizadores antes de concluir la ceremonia.
Las organizaciones invitaron al público a participar en una encuesta comunitaria sobre el futuro del centro de detención, disponible en el enlace de su biografía, con la esperanza de que la voz del pueblo prevalezca sobre los intereses corporativos.







