En una inusual movida, el grupo que defiende el derecho a portar armas sugirió que se regule más la venta del ‘bumper stock’, el aparato que permite que un rifle dispare hasta 10 veces más rápido de lo que está diseñado para hacerlo.
Tratar de establecer límites a la venta de armas en Estados Unidos es una propuesta políticamente suicida, incluso después del tiroteo más sangriento en la historia del país ocurrido este lunes en Las Vegas.
Pero el impacto ha sido tan grande que el Congreso está considerando prohibir la venta del aparato que usó el atacante para convertir sus rifles en armas casi completamente automáticas y hasta el usualmente intransigente lobby de las armas parece estar de acuerdo.
Luego de que los máximos líderes parlamentarios del Partido Republicano —normalmente opuestos a cualquier tipo de regulación en materia de armas— dijeran estar dispuestos a estudiar la posibilidad de controlar la venta de ‘bumper stocks’, el principal grupo que promueve el derecho a portar armas, la Asociación Nacional del Rifle (NRA) mostró su acuerdo con la iniciativa.
Incluso la Casa Blanca parece estar dispuesta a limitar la comercialización de esos aparatos, según indicó en la rueda de prensa que ofreció la portavoz presidencial Sarah Huckabee Sanders este jueves.
La senadora demócrata por California Dianne Feinstein presentó el miércoles una propuesta para impedir la venta de estos adaptadores que permiten que un arma que es capaz de disparar 40 tiros por minuto disparar hasta 400 o más, aunque sacrificando la precisión de los disparos.
“La única razón para modificar un arma es para matar tanta gente como sea posible en un corto período de tiempo”, dijo Feinstein a los medios luego de someter su proyecto a consideración de sus colegas.
Del lado republicano, el representante republicano por Florida Carlos Curbelo anunció que está trabajando en una propuesta bipartidista para controlar la venta de los adaptadores. Curbelo es uno de los muchos congresistas republicanos que recibió fondos de campaña por parte de la NRA, por lo que no suele promover medidas que limitan el acceso a armas y municiones.
Debate engatillado
El debate sobre el control de armas se reactiva cada vez que se produce un tiroteo sangriento como el de Las Vegas, en el que Stephen Paddock disparó desde el piso 32 del hotel Mandalay sobre los asistentes a un concierto de música country y mató a 58 de ellos.
Pero no importa cuán grave sea el caso (y el de Paddock ha sido el más mortífero de la historia estadounidense) las iniciativas de ley que buscan limitar el acceso a las armas o establecer mayores controles de verificación o hasta un registro nacional de compradores siempre terminan frustrándose.