Memphis, Tennessee — El alcalde Paul Young asegura que Memphis avanza. Habla de cifras, de reducciones históricas, de un “progreso real”. Pero en las calles… la sensación es otra. La comunidad no coincide con los números oficiales y afirma que, pese a los reportes, la ciudad no se siente más segura. Y la muerte reciente de un joven guatemalteco vuelve a encender esa conversación dolorosa y urgente.
El lunes por la mañana, Paul Young usó sus redes sociales para anunciar lo que calificó como un avance importante: hasta el 24 de noviembre, Memphis ha registrado 35,655 delitos graves, lo que representa 12,895 delitos menos que en 2024 y 23,691 menos que en 2023.
El alcalde destacó además 64 asesinatos menos que el año pasado, y afirmó que durante el otoño pasado la ciudad experimentó su tasa mensual de delitos más baja en más de 20 años.
“Este progreso es real, pero no es la meta”, escribió Young.
Según explicó, estas reducciones se deben a varias operaciones y estrategias, como Operación Trueno Rodante, Operación Sábado Noche en Vivo, Código Cero, la Iniciativa contra Delincuentes Prolíficos de Violencia Doméstica, una mayor coordinación con tribunales de menores, colaboración con el FBI y la expansión del sistema de cámaras de la ciudad.
Mientras las cifras proyectan optimismo, gran parte de la comunidad de Memphis no comparte esa percepción. Para muchos, la realidad diaria contradice los números oficiales.
Residentes consultados por Memphis Noticias aseguran que no se sienten más seguros, que “nada ha cambiado” y que las estadísticas parecen ir por un camino distinto al que vive la gente común.
Y como para recordarlo, la noche del 22 de noviembre, un nuevo hecho violento sacudió a la comunidad latina.
Josué Vásquez Ramírez, un joven trabajador originario de Suchurilá, Concepción Tutuapa, San Marcos, Guatemala, fue atacado por tres sujetos entre las 8:30 y 9:00 p.m. en el área de Dunn Avenue. Según los primeros reportes, los agresores lo interceptaron con la intención de robarle.
En cuestión de minutos, una vida se apagó.
Un sueño migrante quedó truncado.
Una comunidad volvió a sentir ese golpe que, aunque uno nunca espera… lamentablemente se repite.
Josué había llegado a Memphis buscando oportunidades, trabajo, una forma de apoyar a su familia en Guatemala. Hoy, esa familia espera su cuerpo con un dolor que traspasa fronteras.
Sus amigos lo describen como alguien respetuoso, trabajador y siempre dispuesto a ayudar. Su muerte ha dejado un vacío profundo en la comunidad guatemalteca, que ahora se organiza para poder repatriar su cuerpo y darle el último adiós.
Las cifras del alcalde pueden señalar avances, pero la percepción de seguridad sigue siendo uno de los mayores desafíos de Memphis. Para muchos residentes, la brecha entre los reportes oficiales y lo que se vive día a día se siente más grande que nunca.
Mientras las autoridades hablan de progreso, las familias afectadas por la violencia recuerdan que, detrás de cada estadística, hay un nombre. Una historia. Un futuro perdido.
Y hasta que esa brecha no se cierre, el debate seguirá:
¿Está Memphis realmente más seguro… o solo lo parece en el papel?







