La Cámara de Representantes aprobó el martes la polémica legislación conocida como la “Ley Laken Riley”, un proyecto liderado por el Partido Republicano que busca exigir la detención de inmigrantes indocumentados acusados de ciertos delitos. A pesar de su aprobación con 264 votos a favor y 159 en contra, el futuro de la medida en el Senado sigue siendo incierto.
La aprobación destaca la prioridad que el Partido Republicano otorga al tema migratorio en el inicio del nuevo Congreso. Sin embargo, los márgenes estrechos en ambas cámaras representan un desafío significativo para convertir esta legislación en ley. En el Senado, donde se requiere un umbral de 60 votos para avanzar la mayoría de las propuestas legislativas, será necesaria la colaboración de al menos ocho demócratas para sortear el obstruccionismo.
El proyecto lleva el nombre de Laken Riley, una joven estudiante de Georgia asesinada el año pasado mientras practicaba running. Su agresor, un inmigrante indocumentado venezolano, fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Este caso reavivó el debate nacional sobre inmigración y delincuencia, sirviendo como catalizador para esta propuesta legislativa.
La ley contempla la detención obligatoria de inmigrantes indocumentados acusados de delitos como robo o hurto. Sus defensores argumentan que es un paso necesario para fortalecer la seguridad, mientras que los críticos cuestionan su alcance y las implicaciones sobre los derechos civiles.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, lidera la mayoría más reducida en casi un siglo. Mientras tanto, en el Senado, los republicanos cuentan con apenas 53 escaños, lo que complica la viabilidad del proyecto. Además, la ausencia temporal del senador electo republicano Jim Justice, quien aún no ha asumido su cargo, añade presión al partido para lograr alianzas bipartidistas.
Algunos senadores demócratas, como John Fetterman de Pensilvania, ya han expresado su apoyo al proyecto. “La historia de Laken Riley es un trágico recordatorio de lo que está en juego cuando nuestros sistemas fallan. Ninguna familia debería pasar por un dolor evitable como este”, declaró Fetterman, quien aboga por herramientas más efectivas para prevenir tragedias mientras se busca una reforma migratoria integral.
Por su parte, el senador Gary Peters, de Michigan, también planea respaldar la legislación, señalando la importancia de la seguridad fronteriza como una prioridad. Otros, como el senador Rubén Gallego de Arizona, permanecen indecisos, indicando que aún evalúan los detalles del proyecto.
Ante las dificultades de conseguir apoyo suficiente para la Ley “Laken Riley”, los republicanos han comenzado a considerar la posibilidad de impulsar un paquete legislativo más amplio a través del mecanismo de reconciliación. Este proceso permitiría aprobar ciertas medidas con una mayoría simple, evitando el umbral de 60 votos. Sin embargo, dentro del mismo partido existen discrepancias sobre cómo estructurar dicha estrategia. Algunos republicanos favorecen un paquete integral, mientras que otros prefieren dividir los temas en propuestas separadas.
Tras la elección de Donald Trump y una campaña marcada por acusaciones de debilidad frente a la inmigración, los demócratas enfrentan crecientes demandas para actuar en este tema. Algunos legisladores del partido reconocen que abordar las preocupaciones de los votantes sobre la seguridad fronteriza es crucial para evitar perder terreno político.
Mientras tanto, figuras republicanas como John Barrasso de Wyoming enfatizan que esta legislación ya cuenta con apoyo bipartidista. “Es un momento de decisión. Ya sabes, ahora es un proyecto bipartidista”, afirmó Barrasso en referencia al respaldo de senadores demócratas como Fetterman.
La Ley “Laken Riley” se perfila como un punto de inflexión en el debate sobre inmigración y seguridad pública en Estados Unidos. Aunque su destino en el Senado aún es incierto, el proyecto pone de manifiesto las profundas divisiones políticas y las dificultades que enfrentan ambas partes para avanzar en una agenda legislativa. Los próximos días serán cruciales para definir si esta iniciativa se convierte en ley o queda como otro intento fallido en un Congreso dividido.