Washington, D.C. – En un movimiento estratégico durante un año electoral, el presidente Joe Biden ordenó el martes una medida expansiva que podría permitir la naturalización de cientos de miles de inmigrantes sin estatus legal en Estados Unidos. Esta decisión busca equilibrar las recientes y agresivas restricciones en la frontera que generaron indignación entre activistas y legisladores demócratas.
El anuncio de Biden abre la puerta para que ciertos cónyuges de ciudadanos estadounidenses sin estatus legal puedan solicitar la residencia permanente y, eventualmente, la naturalización. Según fuentes oficiales, la medida podría afectar a cerca de medio millón de inmigrantes.
“La Estatua de la Libertad no es una reliquia de la historia estadounidense. Sigue representando lo que somos”, declaró Biden desde una abarrotada Sala Este de la Casa Blanca, llena de activistas, congresistas demócratas e inmigrantes potencialmente beneficiados por el programa. “Pero también me niego a creer que para que sigamos siendo un Estados Unidos que abraza la inmigración, tengamos que renunciar a proteger nuestra frontera”.
Esta iniciativa, considerada la protección federal más amplia para inmigrantes en más de una década, contrasta notablemente con la postura del virtual candidato presidencial republicano, Donald Trump, conocido por su retórica dura sobre las deportaciones masivas y por describir a los inmigrantes como “criminales peligrosos”.
Durante su discurso, Biden criticó a su predecesor por explotar temores sobre los inmigrantes y recordó políticas de la administración Trump, como la de tolerancia cero en la frontera sur, que resultaron en la separación de familias.
El equipo de campaña de Trump no tardó en reaccionar, acusando a Biden de fomentar la inmigración ilegal. “A Biden sólo le importa una cosa: el poder, y por eso está dando amnistía masiva y la ciudadanía a cientos de miles de ilegales que sabe que en última instancia votarán por él y por el Partido Demócrata de Frontera Abierta”, dijo la portavoz de la campaña de Trump, Karoline Leavitt.
Para acogerse al programa, los solicitantes deben haber residido en Estados Unidos durante un mínimo de 10 años hasta el lunes 17 de junio y estar casados con un ciudadano estadounidense. Si se aprueba la solicitud, la persona tendrá tres años para pedir un permiso de residencia permanente y recibirá un permiso temporal de trabajo, además de estar protegida de deportación durante el proceso.
Funcionarios de alto nivel también informaron que aproximadamente 50,000 niños no ciudadanos con un progenitor casado con un ciudadano estadounidense podrían beneficiarse del mismo proceso. No se requiere un tiempo mínimo de matrimonio, pero nadie será elegible después del lunes pasado, limitando la elegibilidad a aquellos que cumplan los requisitos antes del 17 de junio de 2024.
El gobierno espera que el proceso de solicitudes comience a finales del verano, aunque las tarifas aplicables aún están por determinarse.
Biden hizo el anuncio durante un evento en la Casa Blanca para conmemorar los 12 años del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), instaurado durante el mandato del expresidente Barack Obama. DACA ha ofrecido protecciones contra la deportación a jóvenes inmigrantes desde su creación.
Foday Turay, uno de los invitados a la Casa Blanca, relató su experiencia. Llegó a Estados Unidos desde Sierra Leona a los 10 años y ahora, inscrito en DACA, trabaja como asistente del fiscal de distrito en Filadelfia. Aunque está casado con una ciudadana estadounidense, su estatus le mantiene en constante preocupación por la deportación.
“Mi esposa está tremendamente impactada por esto”, dijo Turay. “Todos los días me habla de lo que va a pasar. ¿Qué pasa si me deportan? ¿Cómo vamos a criar a nuestro hijo? ¿En qué país vamos a criarlo?”.
El anuncio de Biden podría “cambiar la trayectoria” de su familia, expresó Turay, quien ahora alberga esperanzas renovadas para su futuro en Estados Unidos.