El presidente Trump volvió a encender el debate sobre la seguridad en Memphis al atribuirse el mérito de la reciente disminución en los índices de criminalidad. En un comunicado difundido la noche del sábado en redes sociales vinculadas a la Casa Blanca, el mandatario aseguró que el trabajo de agencias federales bajo su mando ha sido clave para frenar la violencia.
“La única razón por la que la delincuencia ha disminuido ligeramente en Memphis es porque el FBI y otros miembros del Gobierno Federal, bajo mi dirección, han estado trabajando allí durante cinco meses para abordar las terribles cifras de delincuencia”, señaló Trump.
Pero no se quedó ahí. El presidente prometió un cambio drástico con la llegada de tropas federales. “Nuestro verdadero trabajo apenas ha comenzado… cuando hagamos el anuncio oficial de que LLEGAMOS, como lo hicimos en el ahora MUY SEGURO Washington D.C., comenzará el ‘milagro’ para la eliminación de la delincuencia. ¡SOLO YO PUEDO SALVARLOS!”, escribió en mayúsculas.
Un contraste con el discurso local:
El mensaje de Trump llega justo después de que líderes de la ciudad presumieran que Memphis registró sus cifras de delincuencia más bajas en 25 años, con los homicidios reducidos a su punto más bajo en seis años. Sin embargo, los rumores sobre un posible despliegue de la Guardia Nacional no han hecho más que aumentar.
En entrevista con Fox News, el presidente adelantó que Memphis podría ser la próxima ciudad en recibir tropas, decisión que —dijo— tomó luego de escuchar a un directivo de FedEx que aseguró haber tenido que trasladarse en un vehículo blindado por la inseguridad.
Trump ha presentado la Guardia Nacional como la herramienta para combatir la violencia urbana, aunque en ciudades como Washington D.C. las autoridades locales sostienen que sus números ya venían a la baja antes del despliegue militar.
Opiniones divididas:
Una encuesta no científica en WREG.com reflejó un fuerte respaldo popular a la llegada de la Guardia Nacional: un 81 % de los participantes votó “¡Que vengan!”, frente a un 18 % que rechazó la medida.
A nivel político, el alcalde Paul Young manifestó que no está a favor de la presencia militar en las calles, aunque reconoció que no tiene poder de decisión en el asunto. “Creo que, al conversar, podremos encontrar maneras de utilizar su apoyo para respaldar los esfuerzos de nuestro Departamento de Policía de Memphis y del Sheriff del Condado de Shelby”, declaró a MSNBC.
Young sugirió que, de concretarse, las tropas podrían colaborar en proyectos de limpieza o en el control de multitudes durante los partidos de los Tigres y los Grizzlies.
Expectativa e incertidumbre:
Lo que aún no está claro es cuándo llegaría la Guardia Nacional ni cuáles serían sus funciones específicas. El representante estatal Antonio Parkinson (D-Memphis) buscó calmar los temores: “No vamos a ver tanques circulando por las calles de Memphis. Todavía no sabemos qué funciones desempeñarán las tropas, pero lo que queremos es averiguarlo”.
Por su parte, el gobernador Bill Lee adelantó que la Guardia podría sumarse a una operación en curso del FBI en la ciudad, pero no ofreció detalles.
Entre cifras, discursos y promesas de “milagros”, la pregunta queda abierta: ¿será la llegada de tropas la solución definitiva a la violencia en Memphis o simplemente otra medida temporal en una ciudad cansada de vivir con miedo?







