Memphis, Tennessee — Una antigua prisión en el condado de Tipton abrió nuevamente sus puertas, esta vez bajo la administración de CoreCivic, para albergar a detenidos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El edificio, conocido como el Centro de Detención del Oeste de Tennessee (WTDF), se reactivó tras la aprobación de un contrato entre la ciudad de Mason y CoreCivic, empresa privada que opera prisiones y centros de detención en varias partes del país.
La compañía confirmó que ya comenzó a recibir inmigrantes detenidos por ICE, asegurando que su labor responde a lo que describen como una “necesidad inmediata del gobierno federal” para ofrecer alojamiento y atención “seguros, humanos y adecuados”.
“Nos enorgullece continuar nuestra larga relación con la comunidad de Mason y el Condado de Tipton, que se remonta a casi 35 años. Agradecemos a la Ciudad de Mason, al Alcalde Eddie Noeman y a los miembros de la Junta de Concejales por apoyar nuestra oportunidad de servir”, expresó CoreCivic en un comunicado.
La empresa, que se autodefine como el mayor propietario de centros correccionales y de detención en asociación con el gobierno, no ha revelado aún cuántos inmigrantes se encuentran actualmente en el centro.
Además, aseguró que la reapertura del WTDF traerá consigo 240 nuevos empleos, cerca de $325,000 en impuestos anuales sobre la propiedad y una tasa de impacto superior a $200,000 para la ciudad de Mason.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta reapertura. La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) de Tennessee ha manifestado su oposición al funcionamiento de este centro de detención para inmigrantes en Mason, advirtiendo sobre preocupaciones relacionadas con derechos humanos y transparencia en el manejo de estas instalaciones.
Mientras CoreCivic habla de empleos y beneficios económicos, las voces críticas recuerdan que detrás de las cifras hay personas: familias separadas, inmigrantes en espera de audiencias migratorias y una comunidad que ahora queda en el centro del debate sobre la detención de indocumentados.
El tiempo dirá si la promesa de crecimiento económico logra opacar las preocupaciones éticas que, como ya se ha visto en otras ciudades, no desaparecen fácilmente.







