En una decisión que ha generado una ola de reacciones, el gobernador de Tennessee, Bill Lee, autorizó el despliegue de miembros de la Guardia Nacional del estado para asistir en tareas administrativas dentro de centros de procesamiento del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
La medida fue anunciada esta semana mediante un comunicado oficial que confirma que los elementos desplegados operarán bajo el estatus Título 32, lo que significa que estarán bajo control estatal pero con fondos federales. Las tareas asignadas incluirán ingreso de datos, manejo de casos y apoyo logístico en instalaciones migratorias ubicadas dentro del propio estado.
Según la comunicación oficial, esta acción responde a una solicitud directa del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Pero lo que más ha llamado la atención es el lenguaje utilizado en el comunicado del gobierno estatal:
“Tennessee está listo para apoyar los esfuerzos del presidente Trump para asegurar las fronteras de nuestra nación y remover a los criminales más violentos de nuestras calles.”
Aunque el despliegue aún se encuentra en fase de planificación y se espera que la Guardia Nacional coordine con agencias estatales y federales para definir los próximos pasos, la decisión ha despertado preocupación entre organizaciones defensoras de derechos humanos y comunidades inmigrantes.
Una respuesta con sabor a advertencia:
Lisa Sherman Luna, Directora Ejecutiva de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados de Tennessee (TIRRC), no tardó en expresar su rechazo. A través de un comunicado, calificó la medida como un precedente “peligroso” que atenta contra el tejido social de las comunidades:
“Este es un precedente peligroso que servirá no sólo para destrozar a las familias inmigrantes, sino también para destruir nuestras comunidades. Como habitantes de Tennessee, debemos defendernos mutuamente, defender nuestros valores y la democracia.”
Sherman Luna también cuestionó las motivaciones detrás de la medida, acusando a las autoridades de utilizar una supuesta emergencia para avanzar agendas políticas:
“Esta es una estrategia clásica de los autoritarios a lo largo de la historia: usar una emergencia, real o inventada, para consolidar el poder, suspender las reglas y reescribir las leyes para favorecer sus propios intereses.”
La activista finalizó su declaración subrayando que, en lugar de redirigir recursos hacia labores migratorias, deberían atenderse las necesidades urgentes de las clases trabajadoras del estado.
Entre seguridad y división:
Este despliegue ocurre en un contexto nacional marcado por una retórica dura contra la inmigración y por intentos de varios estados de alinearse con las políticas federales en materia de control fronterizo. Aún está por verse cómo se implementará esta misión en Tennessee y cuáles serán sus consecuencias prácticas para las comunidades afectadas.
Lo cierto es que, mientras las autoridades justifican su decisión en nombre de la seguridad, hay quienes temen que esta medida solo agrave la fractura social y aumente el temor entre los más vulnerables.
Porque detrás de cada operativo, cada tarea administrativa y cada orden de procesamiento… hay familias. Hay historias. Y hay vidas que podrían cambiar para siempre.







