Por tercera vez en poco más de un mes, Kilmar Ábrego García compareció ante un tribunal federal en Nashville. La audiencia, celebrada el 16 de julio, buscaba determinar si permanecerá bajo custodia federal o si podrá recuperar su libertad, al menos temporalmente. Sin embargo, la jueza Waverly Crenshaw anunció al finalizar la sesión que emitirá su decisión la próxima semana.
El caso de Ábrego García no solo mantiene en vilo a su familia y a organizaciones proinmigrantes, sino que también representa un símbolo en el debate sobre la aplicación de las leyes migratorias en Estados Unidos. Para él, salir de la cárcel no significaría libertad inmediata: podría ser trasladado a la custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), lo que abriría la puerta a una posible deportación.
Incluso, según fuentes judiciales, existe la posibilidad de que sea enviado a un país distinto de su natal El Salvador, donde fue deportado en marzo y llevado a una prisión de máxima seguridad antes de ser traído de regreso el 6 de junio para enfrentar cargos criminales en Tennessee.
Durante la audiencia, el fiscal federal Robert McGuire volvió a llamar al estrado al agente especial Peter Joseph, el único testigo citado por el gobierno el 16 de julio. Joseph es el investigador principal del caso y pieza clave en la acusación contra Ábrego García, acusado de integrar una red de tráfico de inmigrantes vinculada, según la fiscalía, a pandillas como la MS-13, algo que la defensa niega tajantemente.
McGuire afirmó que presentaría información “no revelada previamente” a la jueza Crenshaw. Sin embargo, la mayor parte del interrogatorio se centró en puntos ya discutidos en audiencias anteriores: grabaciones de una parada de tráfico en 2022 en Cookeville y entrevistas con cooperantes, entre ellos “Cooperador 1” y “NV”.
El momento más tenso ocurrió cuando la defensa, encabezada por el abogado Sean Hecker, intentó preguntar sobre una declaración “espontánea” del testigo clave del gobierno. La transmisión de video desde la sala se interrumpió justo cuando McGuire objetó la pregunta.
Hecker cuestionó duramente la credibilidad de los testigos del gobierno, señalando que muchos tienen beneficios a cambio de su colaboración. El caso más relevante es el de José Hernández Reyes, identificado como el presunto líder de la red de tráfico. Según la defensa, Reyes fue trasladado de un centro de detención a un programa de reinserción social tras cooperar con las autoridades.
Además, Hecker señaló inconsistencias: Joseph nunca revisó las transcripciones completas de las entrevistas previas de Reyes, y aunque se mencionó que preguntar si Ábrego García pertenecía a una pandilla “sería muy peligroso”, esto no aparece en los registros. Incluso, Joseph admitió que Reyes dijo no creer que Ábrego García fuera miembro de la MS-13.
La defensa también cuestionó las pruebas digitales, como los registros de Snapchat que el gobierno vincula a Ábrego García, señalando que la fecha de nacimiento asociada a la cuenta no coincide con la suya.
Mientras tanto, en las afueras de la corte, líderes religiosos, activistas y la esposa de Ábrego García, Jennifer Vásquez Sura, realizaron una conferencia de prensa. Bajo el sol veraniego, Lydia Walther-Rodríguez, directora de Organización y Liderazgo de CASA, envió un mensaje contundente:
“Seguiremos luchando por Kilmar y por todos los Kilmar que viven ahí”, dijo en inglés y español, antes de dirigir una oración “para que Dios hable al corazón de quienes toman las decisiones”.
Aunque la jueza Crenshaw aún no decide, expertos apuntan a que si mantiene el fallo previo de la magistrada Barbara Holmes —quien ordenó su liberación antes del juicio— Ábrego García pasaría a custodia de ICE. Sin embargo, esto no garantiza su deportación inmediata.
Gabriel “Jack” Chin, profesor de Derecho en la Universidad de California, explicó a CBS News que el ICE podría optar por retenerlo en EE.UU. hasta que enfrente juicio:
“Podrían deportarlo… sujeto al proceso normal de deportación, pero el hecho de que exista una causa penal indica que probablemente seguirán adelante”, afirmó.
Mientras tanto, los abogados de Ábrego García en Maryland presionan para que sea trasladado a ese estado, donde ha vivido desde 2011 y donde estaría más cerca de su familia.
Por ahora, todo depende de la decisión que tome la jueza Crenshaw en los próximos días. Afuera del tribunal, la incertidumbre sigue siendo la misma, pero también la determinación de quienes lo apoyan.







